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Kan Li Think

La realidad del Qi Gong

Cuando en la práctica hablamos de energía todo parece oscurecerse, curiosa ironía tratándose del concepto del que se trata.

Qi Gong significa trabajo energético. Todas las tareas de nuestra vida requieren de energía para su realización, bien sea mental o física. Descubrimos un universo de contradicciones en lo que algunas escuelas nos plantean y la realidad del mundo en que vivimos.

En nuestro cuerpo, los procesos energéticos sutiles ocurren sin descanso, no exigen que nuestra conciencia se ocupe de ellos, de la misma forma en que no podemos ocuparnos de que los latidos de nuestro corazón se muevan como nos plazca. Quizá podamos hacerlo pero estaremos por ello precisamente rompiendo el ritmo natural de nuestro cuerpo, aquel en el que el razonamiento no debe intervenir.

No debemos confundir la conciencia con el razonamiento a la hora de abordar el trabajo de Qi Gong. El Qi seguirá existiendo realicemos o no estos trabajos. Lo que obtenemos de ellos es ser conscientes de este movimiento natural y ser conscientes de su interacción con todo el Qi que nos rodea: personas, viento, animales, vegetación, montañas, nubes, sol, etc.

El Qi Gong es un método para restaurar ciclos naturales, armonizar los flujos dispersos de nuestra vida en los que nuestra mente tiene una gran responsabilidad. Prestar atención a la respiración y escuchar el susurro de nuestro cuerpo en sus manifestaciones energéticas más sutiles no nos da un poder sobre los demás, no nos anticipa un conocimiento exclusivo, porque no podemos olvidar que somos todos partículas de un mismo magma que fluye sin individualidad. Todo es responsable de todo.

Cuando practicamos Qi Gong nos esforzamos por ser conscientes, nada más. Sólo a través de la conciencia pura podemos obtener el centro y fluir a partir de él. Concentración, relajación, consciencia, escucha y paciencia a través de la estructura y ritmo que el ejercicio de Qi Gong nos marca.

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